María, Mater Dolorosa, te ruego por los dolores que sufriste mientras ofrecías a tu Hijo en la Cruz por mis pecados, que la sangre de Nuestro Señor no se derrame en vano; más bien, que produzca en mí, por tu intercesión, abundantes frutos de santidad, para mayor servicio y gloria de Dios. Hazme partícipe en el sacrificio de Nuestro Señor Jesucristo para que también comparta la alegría de su victoria. Amén.