Jesús Crucificado

Mírame, mi amado y buen Jesús, postrado en tu santísima presencia: te ruego con el mayor fervor imprimas en mi corazón vivos sentimientos de fe, esperanza y caridad, verdadero dolor de mis pecados y firmísimo propósito de nunca jamás ofenderte; mientras que yo, con todo el amor y compasión de que soy capaz, voy considerando y contemplando tus cinco llagas, recordando las palabras que el santo profeta David te hizo decir: Han taladrado mis manos y mis pies, y se pueden contar todos mis huesos.

Esta oración goza de Indulgencia Plenaria, rezada después de comulgar, los viernes de Cuaresma, delante de un Crucifijo.